Un análisis de los programas económicos electorales

n el presente artículo, mi objetivo es analizar los programas económicos de los cinco partidos estatales que, según las encuestas, tienen garantizada la obtención de escaños en el Congreso de los Diputados. Una tarea nada fácil, pues a 1 de abril, dos de la formaciones (PP y Ciudadanos) no han publicado el proyecto con que se presentan a las elecciones y otra (Podemos) tiene uno desfasado en su página web.

Una muestra del citado desfase nos la ofrece la denominada medida 91 (hay 394): “Incrementaremos de forma gradual el salario mínimo interprofesional hasta alcanzar los 800 € al mes en 14 pagas”. En la actualidad, está fijado en 900 €. Me parece una vergüenza y una falta de respeto hacia los ciudadanos que, faltando menos de un mes para la celebración de elecciones generales, el 60% de los principales partidos del país no tenga en su página web un programa actualizado.

Ninguno de ellos ofrece datos sobre el impacto económico de sus medidas. En otras palabras, cuál es su repercusión sobre los gastos e ingresos de la Administración. Tampoco nadie hace una proyección sobre el crecimiento económico y el nivel de inflación de España durante los próximos cuatro años.

Ya sé que la previsión es difícil que se corresponda exactamente con la realidad. No obstante, al efectuarla, los votantes podrían valorar de forma más adecuada si las promesas realizadas pueden o no ser llevadas a cabo. En 2017, en un artículo en Crónica Global (las trampas económicas de los programas electorales), ya expliqué como hacer los correspondientes cálculos. Lo único que les solicito es que hagan lo mismo que efectúan las empresas, quiénes realizan previsiones todos los años. Se llaman presupuestos.

En  2016, lo hizo Podemos. No fueron unas cuentas normales, sino similares a las que efectuó el Gran Capitán al Rey Católico. Recibió numerosas críticas y parece que ha optado por no volver a exponerse a ellas. En otras palabras, se ha sumado a la casta, pues es mucho más fácil prometer la Luna (lo que hacen casi todos los partidos) que alcanzarla.

Del análisis de los programas del PSOE y Vox y de las declaraciones de los líderes y expertos económicos del PP, Ciudadanos y Podemos se deduce una clara conclusión: los dos partidos de izquierdas quieren subir los impuestos y los de derechas bajarlos.

Los primeros quieren hacerlo para mejorar el Estado del Bienestary la justicia social, pagando más quienes más ganan o tienen. PSOE y Podemos coinciden en aumentar los tipos impositivos a las grandes empresas, los contribuyentes con mayor patrimonio e ingresos más elevados. En el caso de la formación morada, destacan especialmente la banca, a quién quiere aplicar un tributo específico, y los ciudadanos que perciben más de 60.000 € anuales.

No obstante, la frase más definitiva sobre el tema la ofrece el programa del PSOE: “Convergeremos paulatinamente hacia el promedio de recaudación de la Unión Europea (UE)”. En 2017, los ingresos públicos en relación al PIB en España fueron del 37,9% y en la UE del 44,8%. Si en dicho año el último porcentaje se hubiera aplicado a nuestro país, la recaudación habría aumentado en 80.476 millones €.

Un aumento de la indicada magnitud no se consigue únicamente a través del incremento de la presión fiscal a los anteriores colectivos, el establecimiento de nuevos impuestos sobre servicios digitales y transacciones financieras y el impulso de la fiscalidad ecológica. Es imprescindible que aumenten los tipos impositivos que recaen sobre la clase media y probablemente también algo sobre los menos pudientes.

No obstante, decir que así sucederá no proporciona votos, sino los quita, aunque indiquen que el dinero extra recaudado va destinado a mejorar la Sanidad y la Educación pública, así como la asistencia social. Diga lo que diga el correspondiente partido, una parte importante de la población cree que el aumento de recaudación va a beneficiar principalmente a los políticos y a sus colaboradores. En algunas ocasiones, ha acertado con el diagnóstico.