¿Por qué la gasolina está tan cara?

por Gonzalo Bernardos

 

En la pasada semana, según el Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio medio de la gasolina Euro Super 95 alcanzó los 1,558 euros por litro. A pesar de que nunca había estado tan cara, su importe probablemente marque un nuevo récord en las próximas fechas. Hasta hace poco, el máximo histórico estaba en 1,522 euros, una cuantía alcanzada en el período de siete días iniciado el 3 de septiembre de 2012.

Los componentes del precio de la gasolina son tres: los impuestos, el precio del barril Brent y el margen de distribución del carburante. En noviembre de 2021, cada uno de los anteriores factores explicaba el 48,5%, 33,3% y 18,2% de su importe, respectivamente. Los tributos aplicados son el IVA (21%) y el de hidrocarburos. Este último tiene dos tipos: general (0,40069 € por litro) y especial (0,072 € / l).

A pesar de la gran participación de los impuestos en el precio final, en la pasada semana España era el país de la zona euro donde aquella era menor. En la Unión Europea (UE), los tributos solo tenían una repercusión inferior en Polonia (37,6%), Rumania (44%), Bulgaria (45,3%) y Hungría (47,2%). Por el contrario, la más elevada correspondía a Países Bajos (58,3%), Italia (58,1%), Grecia (58%) y Finlandia (57,2%).

El actual récord está sustentado en un elevado incremento del precio del petróleo durante el último año, un dólar relativamente fuerte, el aumento del tipo especial del impuesto sobre hidrocarburos en 2019 y un considerable crecimiento del margen bruto de distribución de la gasolina en los últimos años.

En las siguientes líneas, detallo con más precisión el grado de influencia de los anteriores factores:

1) Incremento del precio del barril de petróleo.  En la última semana, el precio del barril Brent aumentó un 50,3% interanual, al pasar de una media de 61,34 a 92,17 dólares. Una evolución sustentada en un gran aumento de la demanda no correspondido en una similar magnitud por la oferta. La primera ha sorprendido positivamente y la segunda lo ha hecho negativamente.

El crecimiento de la demanda ha sido impulsado por una gran recuperación de la economía mundial, el elevado precio del gas natural y recientemente por las tensiones geopolíticas entre Rusia y Ucrania. El incremento de la oferta ha estado restringido por los acuerdos de la OPEP ampliada, un alza inferior a la esperada de la producción de esquisto en EE.UU y un escaso aumento de la inversión en exploración.

El incremento del precio del petróleo constituye el principal motivo del gran encarecimiento de la gasolina en el último año. A pesar de ello, por sí solo, el anterior factor no puede explicar el reciente máximo histórico alcanzado por el carburante. Para lograrlo, el importe del crudo debería superar los 140,28 y 114,16 dólares observados respectivamente en las semanas iniciadas el 7 de julio de 2008 (máximo histórico del barril Brent) y el 3 de septiembre de 2012.  No lo ha hecho y aún se sitúa lejos de los anteriores niveles.

2) Apreciación del dólar respecto al euro. En los mercados internacionales, el precio del petróleo se fija en dólares. Debido a ello, una apreciación de la divisa americana encarece el crudo en la eurozona y una depreciación lo abarata. No obstante, de manera habitual, la cotización de la materia prima y la del dólar están inversamente relacionadas.

En consecuencia, una apreciación de la moneda de EE.UU disminuye el precio del petróleo y, aunque sea parcialmente, en la eurozona las variaciones en la segunda variable quedan compensadas por las observadas en la primera. Por tanto, en dicha área, el tipo de cambio generalmente amortigua tanto las subidas como las caídas del importe del crudo.

El segundo efecto se observó entre la semana del 3 de septiembre de 2012 y la del 7 de febrero de 2022. Entre ambas fechas, el precio del petróleo en dólares disminuyó un 19,3%. Sin embargo, dada la apreciación de la moneda americana en un 9,7%, el importe del crudo en euros solo cayó un 11,5%.

Por tanto, la incorporación al análisis del tipo de cambio tampoco explica el reciente máximo histórico del precio de la gasolina, pues según los dos primeros motivos éste debería situarse un 11,5% por debajo del observado en la semana del 3 de septiembre de 2012 y no en el nivel más elevado de la historia.

3) Subidas de impuestos. En la última década, la única subida de los tributos que gravan la gasolina provino de la instauración en enero de 2019 del tipo especial del Impuesto sobre Hidrocarburos. Dicho tipo sustituyó a los tramos autonómicos y estatales del Impuesto sobre las Ventas Minoristas de Determinados Hidrocarburos y redondeó al alza el porcentaje percibido por Hacienda hasta la fecha.

Con anterioridad a 2019, la cuantía abonada por los consumidores en relación al antiguo tributo ascendía a un máximo de 7,2 céntimos de euro por litro. No obstante, al renunciar algunas comunidades a gravar dicho concepto, sus ciudadanos únicamente pagaban 4,8 céntimos de euro por litro. A partir de la entrada en vigor del tipo especial, el importe sufragado en todo el territorio nacional pasó a ser el primero.

En enero de 2019, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) calculó que la anterior modificación impositiva había provocado una variación alza del precio de la gasolina en un 2,1%. Por tanto, después de analizar los tres primeros factores que influyen sobre él, aún queda pendiente de explicación la brecha del 9,6% existente entre la cuantía de la semana pasada y la del 3 de septiembre de 2012.

4) El aumento del margen bruto de la distribución de gasolina.  Evidentemente, la anterior diferencia debe ser completamente imputada al último factor. Según la CNMC, el indicado margen es la diferencia entre el precio antes de impuestos y la cotización internacional de la gasolina de 95 octanos.

Sus principales componentes son los costes logísticos, los asociados al punto de venta, el beneficio empresarial y las obligaciones normativas. Entre las últimas, destacan el mantenimiento de un stock mínimo de producto, las aportaciones al Fondo Nacional de Eficiencia Energética y la obligación de comercialización de biocarburantes.

Entre 2013 y 2020, el margen aumentó desde el 13% al 20%. En principio, los componentes que explican en mayor medida su crecimiento son el dispendio extra que supone el cumplimiento de las crecientes obligaciones normativas y el aumento del beneficio obtenido por litro de gasolina comercializado.

La escasa competencia entre las compañías petroleras ha conducido a España a situarse como el cuarto país de la UE con el importe más elevado antes de impuestos, siendo el decimonoveno después de aplicar éstos. La distribución del carburante está dominada por tres empresas (Repsol, Cepsa y BP) con un gran capacidad para influir en el precio. Desde su desregulación, la medidas adoptadas para liberalizar el mercado han sido insuficientes y han tenido muy poco impacto sobre su cuantía.

En definitiva, la gran subida del precio del petróleo en el último año es la principal explicación del encarecimiento del importe de la gasolina. No obstante, en el logro del máximo histórico ha contribuido decisivamente el aumento del beneficio empresarial por litro comercializado y escasamente las subidas de impuestos.